Cole sumó su tercera victoria consecutiva, y encima sigue haciendo de a tres. Esta vez lo sufrió Sarmiento.
Cuando un equipo viene de racha, poco importa el lugar que ocupa en la tabla. Colegiales entiende de eso, ya que en los últimos tiempos, cada vez que gana, lo hace con tres goles: ante Almirante, Chicago (ambos 3-0) y ayer. Esto lo deja bien posicionado, de cara al Reducido. Y si además se cruza con un rival desordenado, nervioso y que se complica solo, es todo mucho más fácil. Manejó a su voluntad el partido, gracias a la conducción de Diego Cisterna y a la eficacia de sus puntas. Aprovechó los horrores defensivos que dejaba la línea de tres de Sarmiento e impuso el juego que más le convenía. Ni siquiera dio señales de sentir el gol tempranero de Acerbo, ya que tres minutos después, gracias a los cabezazos precisos de Díaz y Torres, volvió a controlar el ritmo del partido. El visitante, que perdió una gran chance de acercarse al líder Italiano, estuvo toda la tarde impreciso, porque nunca supo encontrarle la vuelta a la asfixiante presión del mediocampo local. Sólo contaba con algunos destellos de Juan Carlos Zuleta, quien era el que intentaba unir a un equipo muy largo de mitad de cancha hacia adelante. Pero esto era muy poco para la brillante tarde de Colegiales, que tuvo la pelota durante todo el partido, y, que con la ventaja, entendió que la mejor manera de defenderse, era con el balón. Ahí volvió a aparecer Cisterna, que se mostró en todas, y era quien manejaba los hilos del equipo a la perfección. Por eso, nunca sufrió la presencia de los tres delanteros que puso en cancha Mario Rizzi. Si bien durante casi todo el partido, la diferencia entre los dos equipos en el marcador era de un solo gol, el nivel de juego que proponían los de Ferraresi hacía que los de Junín se vieran muy superados por Cole, cerrándole así cualquier camino para llegar al empate. Y esa diferencia la remarcó el Payaso Molina, convirtiendo sobre el cierre.
Cuando un equipo viene de racha, poco importa el lugar que ocupa en la tabla. Colegiales entiende de eso, ya que en los últimos tiempos, cada vez que gana, lo hace con tres goles: ante Almirante, Chicago (ambos 3-0) y ayer. Esto lo deja bien posicionado, de cara al Reducido. Y si además se cruza con un rival desordenado, nervioso y que se complica solo, es todo mucho más fácil. Manejó a su voluntad el partido, gracias a la conducción de Diego Cisterna y a la eficacia de sus puntas. Aprovechó los horrores defensivos que dejaba la línea de tres de Sarmiento e impuso el juego que más le convenía. Ni siquiera dio señales de sentir el gol tempranero de Acerbo, ya que tres minutos después, gracias a los cabezazos precisos de Díaz y Torres, volvió a controlar el ritmo del partido. El visitante, que perdió una gran chance de acercarse al líder Italiano, estuvo toda la tarde impreciso, porque nunca supo encontrarle la vuelta a la asfixiante presión del mediocampo local. Sólo contaba con algunos destellos de Juan Carlos Zuleta, quien era el que intentaba unir a un equipo muy largo de mitad de cancha hacia adelante. Pero esto era muy poco para la brillante tarde de Colegiales, que tuvo la pelota durante todo el partido, y, que con la ventaja, entendió que la mejor manera de defenderse, era con el balón. Ahí volvió a aparecer Cisterna, que se mostró en todas, y era quien manejaba los hilos del equipo a la perfección. Por eso, nunca sufrió la presencia de los tres delanteros que puso en cancha Mario Rizzi. Si bien durante casi todo el partido, la diferencia entre los dos equipos en el marcador era de un solo gol, el nivel de juego que proponían los de Ferraresi hacía que los de Junín se vieran muy superados por Cole, cerrándole así cualquier camino para llegar al empate. Y esa diferencia la remarcó el Payaso Molina, convirtiendo sobre el cierre.
Fuente: Ole
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