martes, 14 de abril de 2009

Acabamos con el torito en Mataderos...




Es complicado sentarse frente al teclado e intentar expresar lo que realizó esta tarde el viejo Cole en Mataderos. Podríamos decir que el tricolor bailó al Chicago puntero en sus narices, lo cual pasó. Tal vez podríamos poner el énfasis en la actitud de los jugadores que no se dejaron intimidar ni por el marco externo ni por los pergaminos de la camiseta verdinegra, lo cual pasó. También podríamos contar que el sacrificio de Buzzi en la mitad de la cancha fue conmovedor, que Cisterna destiló fútbol y sudor en cantidades similares e inagotables, que la defensa comandada por Balanda fue una muralla impenetrable los 90 minutos, que Orsi es el cerebro que comanda esta maquina de matar que es Colegiales en ofensiva en los últimos partidos, que Totó es un jugador brillante y el símbolo de este equipo, que el rendimiento del Gula fue creciendo en está segunda parte del año hasta convertirse en un factor clave en el engranaje tricolor, que Molina es uno de los mejores delanteros de la categoría y lo expresa en la red sin pudores, y que al Coqui le sobraron huevos para mantener un equipo ofensivo que vaya por la cabeza del torito en su casa y conquistar una goleada inolvidable para todo el pueblo de Munro.
Disculpen por la extensa introducción. Pero se hace necesario escupir de alguna forma todo lo que realizó Colegiales esta tarde. Desde el primer minuto Cole se fue con todo al ataque, un disparo del Gula que desvió Olivera al minuto de juego fue el preanuncio de lo que se iba a venir. Y Buzzi se hizo enorme en el círculo central peleando todas y ganándolas. El Gula y Cisterna por los costados iban y volvían con la misma intensidad y precisión. Orsi aportaba claridad por el centro del ataque y Totó y Molina volvían loca a la defensa de Chicago. Atrás, el Pachi y Luque clausuraron los costados y Balanda y Del Castillo devolvían todo lo que llegaba al área.
Así Cole se fue sintiendo mucho más cómodo en la cancha que su rival y el gol no tardó en llegar. A los 15, Orsi probó de media distancia y el arquero De Olivera llegó a desviarla para el costado derecho, Torres tomó el rebote y sin egoísmos se la tiró a Molina para que pusiera el 1 a 0.
Lejos de conformarse, el tricolor fue por más con mucha decisión. Chicago no encontraba la forma de pararse en la cancha y Cole hacía todo más fácil y con mucha velocidad en ataque. Porque con Orsi, Cisterna y Torres inspirados es demasiado para cualquier rival.
A los 28, Molina se aprovechó de un error defensivo del local, quedó sólo frente a De Olivera y definió cruzado con mucho oficio frente al arquero. El tricolor llevaba a la chapa la diferencia que había en el juego.
La segunda parte mostró a un Chicago que quiso con el aliento de su gente llevarse a Cole por delante. Pero de guapo a un equipo de Munro no se lleva nadie puesto. Y Cole con mucha garra aguantó la embestida y volvió a emparejar el partido. Un cabezazo de Barbosa contra su propio arco puso el tercero y el destino del partido estaba definido. El tricolor ganaba, goleaba y gustaba en Mataderos y se floreaba ante la impotencia de la parcialidad local. La única reacción que atinó la gente del verde fue la de sacar de la cancha la Copa "Ciudad de Mataderos", que estaba en juego, para que el equipo de Colegiales no la levantara en la Cancha. El resto fue todo del tricolor que volvió a demostrar que no es menos que nadie en esta categoría y "el sueño de toda la gente..." está más vivo que nunca.

Rodrigo González

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Presentacion de la camiseta

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